‘Entre costuras’ de María Dueñas: Una historia bien hilvanada Reseña realizada por Claudia Sánchez Pérez
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Consejo de lectura de «Versos para el letargo» de Rafaela Sánchez Cano, y dedicado al prólogo de Rafael Pinilla Melguizo
La calumnia de Apeles
Divagaciones en torno al poema «Escena de caza» de José Watanabe
La suite francesa por Irene Nemirovsky
LA SUITE FRANCESA (Irene Nemirovsky)
Para lectores experimentados, para los que quieran aprender disfrutando, tan interesante su vida como su obra la novela de Irene Nemirovsky escrita a vuela pluma no nos deja indiferentes.
Se compone de dos partes. La primera Tempestad en Junio escrita con forma de crónica; se divide en una serie de pequeños capítulos donde se nos narra la huida de los habitantes de París por el temor a la invasión alemana. En esta huida ciega y alocada, provocada por el miedo, descubrimos como el ser humano es capaz de mostrar lo mejor y lo peor de sus instintos; la humanidad y la generosidad se van perdiendo por el camino. La escritora nos da de vez en cuando pinceladas de humor como queriendo que el lector se relaje.
La segunda parte titulada Dolce, está escrita en forma de novela. Comienza los capítulos con unas descripciones muy poéticas, y mucha riqueza de vocabulario para que el lector perciba el paisaje, para que se sienta inmerso, un personaje más de ese momento.
La autora tenía idea de escribir un libro de mil páginas, compuesto como una obra musical dividida en cinco partes, tomando como referencia la Quitan Sinfonía de Beethowen. Esto nunca pudo llegar a realizarlo, porque cuando llevaba escritas las dos primeras partes fue detenida y recluida en el campo de concentración de Auschwitz en donde murió a los pocos días, por tanto estamos ante una novela inacabada.
En el apéndice del libro, se detalla los apuntes manuscritos que Irene tenía preparados para la continuación de la novela.
Mª Loreto Sutil Jiménez
El tiempo entre costuras por María Dueñas Vinuesa
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
y, sin embargo basta
para sentir el ritmo de la vida en mi alma.
El sentir de estos versos de León Felipe lo hago mío para expresar lo importante y necesaria que puede ser la lectura en el ir y venir cotidiano de nuestra vida ya que ayuda a nuestro crecimiento personal. Con esta pequeña introducción paso a recomendar dos libros:
EL TIEMPO ENTRE COSTURAS (María Dueñas Vinuesa)
“Opera prima” de María Dueñas, es ideal para evadirnos, también lo aconsejo para lectores y grupos de lectura nóveles.
Nos presenta una historia que sucede en la guerra y posguerra civil española. Sira la protagonista, nos va relatando las penurias que le van sucediendo en su vida; se enamora de Ramiro, un vividor, que llega a estafarla dejándola en la más absoluta miseria y perseguida por la policía en Marruecos.
En la novela aparecen personajes reales como Don Juan Luis Beigbeder, que fue Alto Comisario de España en Marrruecos (nombrado por Franco) Ministro de asuntos exteriores en 1939 y que en1940 fue sustituido por Ramón Serrano Suñer llamado “El cuñadísimo de Franco”.
Es una novela costumbrista de estilo directo, mezcla realidad y ficción, entretiene y crea suspense, engancha con sus diálogos amenos y fluidos que hace que el ritmo sea ágil.
Podemos completar la lectura con imágenes ya que Antena 3 está emitiendo una serie de este libro.
Mª Loreto Sutil Jiménez
La posguerra en la Sierra Sur novelada por Almudena Grandes
“El lector de Julio Verne”. Episodios de una Guerra Interminable.
Autora: Almudena Grandes
Ed. Tusquets, colección andanzas. Barcelona 2012.
Almudena Grandes convierte en novela diversos hechos transcurridos durante la posguerra en la Sierra Sur. La voz protagonista, es un niño, Nino, de nueve o diez años, por cierto, muy maduro para su edad. La propia narradora parece a veces hacer de apuntadora de algunos pensamientos adultos del muchacho. Fuensanta y el entorno, Valdepeñas o Castillo de Locubín, son los espacios escogidos donde transcurren algunos de estos “Episodios de una guerra interminable”, antetítulo que parece sugerir lo que será una saga de novelas en torno a la temática de los años que siguen a la Guerra Civil española.
A medida que pasan las páginas el tono parece estar más logrado y el lector o lectora de “El lector de Julio Verne”, -valga esta reiteración en la que confluyen varios lectores, que refleja como un camino hacia la introspección y hacia la relectura de épocas históricas- va poco a poco quedando enganchado en esta obra coral que recoge la esencia de muchas de las vidas humanas a través de personajes que, como luces “orientadoras” o como sombras “grotescas”, se proyectan sobre las páginas, quedando más o menos integrados en el hilo argumental.
Una fuerza épica especial adquiere el relato cuando Nino es obligado a ir por la Sierra en la noche en busca de su padre. Ahí está el absurdo mayúsculo de las guerras cuando se llega a involucrar a los niños y se les envía a pagar los rencores de los mayores, a riesgo de su propia e incipiente vida.
En las últimas páginas de la obra aparecen de pronto todas las piezas del puzzle perdido. Es como encontrar una puerta después de darse de bruces, una y otra vez contra un muro al que no se le veía ni una rendija. ¿Desvela demasiado la autora en este final? ¿Deshace el misterio? ¿O quizás es mejor derribar todos los fantasmas de una guerra cuya latencia es insoportable?
Para una lectora de la Sierra Sur resulta muy cercano y a la vez inquietante encontrarse en los escenarios de su propia geografía con la crueldad cara a cara, de un tiempo que está a la vuelta de la esquina. En todo caso, esta obra que cuenta la historia de Cristino, de los miedos y violencias que se colaban por las paredes de una casa cuartel. Es un libro que osa entrar de lleno en esa posguerra tantas veces anulada, tratada de borrar de la memoria, y cuando mueve los velos de un tiempo aún reciente, fantasmas de personajes como El Cencerro o El Horasquín, vuelven a estar vivitos y coleando. Entonces, se palpa lo importante y valioso de entregar ese legado tan verosimil que recrea el imaginario colectivo y mostrar así, el sin sentido de una batalla cuyos combatientes llevan nombres y apellidos de antepasados nuestros y el telón de fondo son nuestras plazas, campos y cortijos, espeluznantemente cercanos a dónde cada día seguimos hoy desarrollando, como si nada, nuestras vidas. La memoria siempre, ante toda amnesia, que pudiera llevar a repetir errores titánicos. Enhorabuena, Grandes, por esta narración que revela, sugiere y salva a la historia de los peligros del olvido.
Claudia I. Sánchez Pérez